lunes, 18 de octubre de 2010

El decir de Macri



El sábado pasado, en considerable tamaño y con fondo de rutilante color amarillo Pro, apareció publicada en los grandes diarios de tirada nacional, una suerte de solicitada, carta abierta o panfleto. Un escrito, en fin, firmado literalmente “Mauricio Macri. Jefe de Gobierno. Buenos Aires Ciudad” con el siguiente titulo:

Gracias Chile por el ejemplo.

A continuación, el Jefe de Gobierno de la Ciudad, comenzó con la enumeración de algunos valores que personifica en el presidente de nuestro vecino país, a quien confiere además, el echo de que todo haya salido bien. Gracias a Dios ¿no?

Pero vayamos a los papeles. Aquí, un breve análisis punto a punto de lo que Mauricio Macri publicó a su nombre en la prensa nacional, con dineros del erario público. O sea: con guita de todos.

Gracias por rescatar los valores que más importan.
Dice para empezar, Mauricio Macri, sin detallar cuales son estos valores que tanto le importan. ¿Solidaridad? ¿Deberes de funcionario público? ¿Hombría de bien? ¿Prestancia? ¿Cuáles serán los valores por los que se emociona Macri?

Por demostrar que con esfuerzo, trabajo y esperanza siempre se puede.
Prosigue el alcalde desde las costas del Plata, resaltando las bondades y virtudes del primer mandatario chileno que, según él, rescató a los 33 mineros de las entrañas de la tierra, donde quedaron atrapados gracias (en parte) a la falta de controles por parte del estado.

Por vivir toda la experiencia a corazón abierto.
Dice un Macri de ojos aparentemente enjugados, tomados por las lágrimas que la emoción empuja al abismo de sus parpados.

Por abrir la información sin censuras, transmitiendo al mundo con verdadera libertad de expresión.
Parece decir ahora, haciendo un tiro por elevación a la Ley de Medios Audiovisuales, que Argentina esta estrenando luego de años de discusión y meses de debates abiertos a todo el mundo. Y queriendo hacer notar que la libertad de expresión en su país (el nuestro) es una quimera imposible o una utopía inalcanzable, más que una realidad concreta.

Por compartir unidos el orgullo de pertenecer a una comunidad y a un país.
Continúa Macri, por no poder decir que en Argentina no se vive así, gracias al clima de crispación constante al cual adscribe sin reparos.

Por demostrar que se pueden superar las profundas heridas y memorias de los desencuentros políticos del pasado.
Sube ahora su apuesta el jefe de la ciudad, con un guiño compinche, hacia los sectores más reaccionarios de la derecha, a ambos lados de la cordillera. Misma gente que defiende la memoria completa y aboga por la reconciliación y el olvido, más que por la justicia y la memoria.

Por el respeto por la dignidad de las personas.
Dice Macri, pero este cronista no sabe a que se refiere en este particular. Aunque sospecha que la palabra “dignidad”, siempre queda bien.

Por el ejercicio de valentía en la toma de decisiones y la inagotable perseverancia hasta llegar a la meta.
Dice Macri, para agregar meritos y loas a quien representa mejor (pero de cara al Pacífico) las líneas que lo guían por el raro mundo de la administración pública. Para alabar aún más claramente, casi en posición de reverencia, a quien, como él, encarna el proyecto neoliberal que contrarreste al “eje del mal” que conformarían los gobiernos de la región que no se someten a los designios del FMI, el Banco Mundial u otras dependencias del poder neoliberal.

Por darnos un ejemplo de vida, de calidad institucional y de espíritu que conmovió al mundo entero.
Carga el Jefe de Gobierno una vez más, para resumir su saludo y anclarlo a tres pilares fundamentales en la construcción de subjetividad: el individual (ejemplo de vida); el colectivo como sociedad organizada (calidad institucional); y (por si fuera poco), el plano espiritual-sensorial, al decir que su espíritu conmovió al mundo.

En resumen – termina diciendo Macri -, gracias por reivindicar lo mejor de los seres humanos.
El jefe de la Ciudad Autónoma, vuelve al principio de su saludo, sin puntualizar, una vez más, qué es, según su pensar, lo mejor de los seres humanos.

Existen aquí entonces, múltiples aspectos para analizar de los cuales abordaremos solo dos para no aburrir más:

Por un lado esta el viejo truco de poner en el afuera (un presiente extranjero), todas las cualidades positivas que siempre se desea alcanzar; al tiempo que, sin mencionarlo, se da casi por sentado, que se le están achacando los valores contrapuestos al propio Gobierno Nacional. Un viejo axioma implementado desde la colonia, para que siempre sea mejor todo lo foráneo antes que lo autóctono. Una técnica de propaganda utilizada a lo largo de la historia de Nuestra América, para propiciar el saqueo colonial, la destrucción del patrimonio cultural y natural, y hasta el intento de exterminio de los habitantes originario de este continente. Por mencionar algunas aplicaciones.

Por otro lado, encontramos una lista de valores que el mandatario rescata en el gobierno chileno, pero no aplica en su día a día. ¿Cómo debería accionar Mauricio Macri con problemas como el acceso a la vivienda, a la salud y a la educación en la ciudad? ¿Cómo ante las miles de personas que viven a la intemperie en el distrito más rico de la Argentina? ¿Cómo ante reclamos como la inclusión, el derecho a la diversidad, las propuestas que tienen que ver con otro tipo de ciudad, etc.?

Claramente, si se analiza su gestión con las mismas premisas que utiliza para glorificar a uno de sus socios políticos de la región, Mauricio Macri hace agua por más de un rincón.

¿Que pensas vos? ¿Qué agregarías a este análisis?

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